Su fundación tiene orígenes romanos y data aproximadamente de los siglos III y II a.C, a pesar de que también constan vestigios de asentamientos de pueblos íberos y cartagineses anteriores. Los romanos la bautizaron con el nombre de Barcino y gracias a su posición estratégica fue uno de los principales puertos del Mediterráneo occidental.
Barcelona también fue ocupada por los cristianos, visigodos y musulmanes. En la Edad Media la primacía sobre el resto de condados catalanes y se convirtió en una de las ciudades más importantes de la Corona de Aragón. Barcelona llegó a ser una de las principales potencias mediterráneas en los siglos XII, XIV y XV, en competencia con Génova Venecia. Durante el transcurso de estos siglos de esplendor la Bandera de Barcelona nació como un símbolo de la ciudad.
La guerra de Sucesión, la guerra del Francés, la Semana Trágica y la guerra Civil española dejaron mella en esta ciudad, que aún guarda recuerdos dolorosos de estas épocas. Actualmente, es considerada una de las ciudades más bonitas y cosmopolitas de Europa y es mundialmente reconocida y alabada por ello. He aquí 10 rincones secretos de Barcelona que esconden mucha historia detrás. ¿Los conoces?
Porta de Santa Eulàlia
Paseando por el carrer del Bisbe podrás encontrar la Porta de Santa Eulàlia, que da acceso al claustro de la catedral de Barcelona, en cuyo interior viven 13 ocas. La presencia de las ocas es atribuida a una leyenda, la cual cuenta que, al comenzar la construcción de la catedral, el guardián de las obras vivía allí acompañado de unas ocas. Un buen día, unos ladrones irrumpieron allí, y las ocas comenzaron a graznar, evitando el robo. Desde entonces hasta la fecha, las ocas protegen el lugar.
Puerta del Mar y termas romanas
Todos sabemos que el comercio marítimo con el Mediterráneo era clave para la economía de Barcelona (o Barcino, como la bautizaron los romanos), así que la Puerta de Mar, la más oriental, era la más importante de las cuatro posibles entradas. En el exterior de la muralla, a ambos lados de la Puerta de Mar, se construyeron en el siglo I d.C. dos conjuntos termales públicos (uno para hombres y otro para mujeres) para que los visitantes se asearan antes de entrar a Barcino.
Esta biblioteca fue una donación de
Rossend Arús (1845-1891) a la ciudad de Barcelona. Nació en Barcelona y fue un
demócrata de ideología republicana federal, un catalanista librepensador y
masón y un filántropo preocupado profundamente por el progreso de la gente que
lo rodeaba. Para acceder a la biblioteca a través del vestíbulo, encontramos
una curiosa reproducción en bronce oscuro de la Estatua de la Libertad que se
encuentra en Nueva York. Un regalo para todo aquel visitante que busca ser
iluminado por todo el saber que encierra la biblioteca tras sus puertas.
Plaza Sant Felip Neri
Este es uno de los grandes tesoros
de Barcelona. Entre callejuelas y asentada sobre un antiguo cementerio
medieval, se esconde esta pequeña plaza que guarda una trágica historia. El 30
de enero de 1938, durante la Guerra Civil española, dos bombas de la aviación
italiana cayeron sobre la plaza y mataron a 42 refugiados escondidos en el
subterráneo del convento, en su mayoría niños. Años más tarde, al restaurar la
iglesia se dejaron aquellas huellas para que el testimonio de lo ocurrido se
mantuviese vivo.
5. Los refugios antiaéreos de la ciudad
La historia más reciente de
Barcelona está llena de dolor, todavía palpable si estás dispuesta/o a
buscarlo. La guerra civil y sus bombardeos obligaron a realizar auténticas
obras de ingeniería en el subsuelo para asegurar la supervivencia. Hoy día,
algunos de estos refugios antiaéreos están abiertos al público, como el Refugio
de la Plaza del Diamante, o el “Refugio 307”.
6 La Ermita de Santa Matrona
Durante la edad media, Montjuïc fue
un lugar plagado de ermitas y capillas, pero la única que ha sobrevivido es la
Ermita de Santa Madrona. Un lugar lleno de misterio a raíz de todas las
leyendas que han surgido.
Una de ellas cuenta que unos mercaderes trasladaban las reliquias de la Santa
hasta Marsella, pero la nave naufragó delante del Montjuïc, y entonces ellos
interpretaron que su deseo era quedarse allí. En 1563 se la declaró patrona de
Barcelona, a pesar de que en la actualidad apenas se conoce. Actualmente la
ermita se abre una vez al año, el cuarto domingo de Pascua.
7. La Font del Gat
La Font del Gat es una
de las fuentes más populares de Barcelona. Esculpida por Antoni Homs en 1918,
era un apreciado lugar de encuentro para realizar comidas campestres. Gracias a
una canción infantil compuesta por Joan Amich, la fuente adquirió un papel
destacado dentro del folclore de Barcelona. Además, al encontrarse situada en
uno de los jardines más bellos de la ciudad, los Jardines de Laribal, la hacen,
si cabe, más especial.
8. La Capilla del Carmen de la Sagrada Familia
El 7 de junio de 1926,
un tranvía envistió a Antonio Gaudí, el arquitecto que mejor representó el
modernismo catalán y artífice de la Sagrada Familia, que murió tres días más
tarde. Su cuerpo fue enterrado el día 12 de aquel mes en la capilla del Carmen
de la cripta del templo de la Sagrada Familia, después de que su féretro, que
recorrió gran parte de la ciudad, fuera seguido por una multitud que quiso
despedir a quien fue el arquitecto más ilustre de la ciudad.
9.
La desconocida Casa Vicens
En el Barrio de Gracia
existe uno de los edificios más fantásticos de la ciudad, diseñado por Gaudí.
Se trata de la Casa Vicens, un edificio lleno de imaginación con toques
orientales y formas increíbles. Contemplar su fachada es una delicia. Sin
embargo, por no estar abierta al público, suele pasar desapercibida para la
mayoría de viajeros. Es uno de esos rincones perfectos que todavía permanece protegido
de las grandes masas de turismo.
Los
vestigios del Templo de Augusto
Caminar
por el barrio gótico es una maravilla a nivel arquitectónico. Uno de sus
rincones escondidos es, sin duda, el patio medieval de la Calle Paradís. En él
se encuentran cuatro columnas que antiguamente formaban parte del Templo de
Augusto. Datan de más de 2000 años de antigüedad y miden unos 9 metros de
altura. Un enclave en el que poder transportarse a la época romana tan solo
adentrándose en un patio aparentemente discreto.